Pronunciamiento en torno a la muerte del compañero periodista Javier Valdez Cárdenas
Berlín, Alemania, 18 de mayo de 2017
En México se ha vuelto fácil asesinar, se ha vuelto una costumbre tomar un arma de fuego o un arma blanca y acallar la diferencia, acallar las voces que denuncian, que no están de acuerdo, que son críticas del sistema o que quieren un cambio.
En México, antes de optar por el diálogo, el narco-gobierno y personas bajo el amparo del anonimato, matan a sueldo o matan a mansalva a sus congéneres porque simplemente es posible, es fácil, porque la autoridad se ve rebasada ante los llamados “poderes invisibles”.
En México, no hay autoridad local, ni estatal, ni federal que los pueda detener, porque son parte del mismo sistema que ha permitido que la impunidad lo penetre en lo más profundo y que ha permitido que la justicia sea una utopía.
¡Atención!
¡En México nos están matando!
En México están matando por igual a niños, mujeres, a familias, a madres que buscan a sus hijos bajo las piedras, en fosas clandestinas. Están matando a activistas y a periodistas. Están matando y desapareciendo a estudiantes y a hombres y mujeres que estaban en el lugar y en el momento equivocados.
¡Atención!
¡En México nos están matando!
Y hoy estamos aquí frente a la Puerta de Brandeburgo porque el pasado 15 de mayo de 2017 en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, asesinaron al periodista y escritor Javier Valdez Cárdenas, corresponsal del periódico La Jornada y fundador del medio independiente RíoDoce .
En sus conferencias y entrevistas Javier Valdez admitió que los hombres y mujeres que ponen por delante el interés periodístico se van quedando solos, que es un peligro estar vivos porque el piso en México es filoso y está lleno de explosivos, y se sentía avergonzado de esa realidad.
Al salir de las instalaciones de Río Doce, Javier Valdez Cárdenas fue atacado a tiros. Su nombre se suma a la lista de periodistas asesinados en México.
Tan solo en 2017 han muerto Cecilio Pineda, de Guerrero; Ricardo Monlui, de Veracruz; Filiberto Álvarez, de Morelos; Maximinio Rodríguez, de Baja California Sur; y de Miroslava Breach, de Chihuahua. Es decir, cada 22 días muere un periodista en México.
Javier Valdez era reconocido por narrar las atrocidades que ha dejado el imperio del narcotráfico en Sinaloa y en el resto del país; desnudó la alianza que existe entre ese imperio con el gobierno, reveló la infiltración del narcotráfico en los medios de comunicación y cómo la violencia del narcotráfico se propagó en el país.
En México, desde 2006, cuando el ex presidente Felipe Calderón inició la llamada “Guerra contra el Narcotráfico” han muerto 80 periodistas, y 32 de ellos han muerto en el actual gobierno de Enrique Peña Nieto. El nivel de impunidad se ubica en 99.7 de una escala de 100. La organización Reporteros sin Fronteras alerta que México es el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo y la libertad de expresión a nivel mundial.
Pese a que en México existe la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Contra la Libertad de Expresión, el móvil de éste y otros asesinatos a periodistas han quedado impunes. Las autoridades no aclaran el móvil de los homicidios y no se sabe si las muertes están relacionadas con el trabajo periodístico que realizaban.
Aunque esta fiscalía tiene registros de amenazas, secuestro, tortura, hackeo, robo y otros delitos contra hombres y mujeres periodistas, la aplicación de la ley no es contundente. Y el gremio de periodistas se está quedando solo, como lo vaticinaba Javier. ¿Y por qué se está quedando solo? Porque la muerte se nos está haciendo costumbre, porque la sociedad ya no confía en nadie y la violencia se está normalizando.
Por otro lado, los empresarios de los medios de comunicación se enriquecen a costa del trabajo de los periodistas con la publicidad gubernamental, violan sus derechos laborares: les pagan una miseria, no les ofrecen un seguro de vida, ni los capacitan para sobrevivir a situaciones de riesgo.
Foto: Alex Noppel Briseño – Colectivo 43
Lamentablemente otra vez la muerte nos convoca y nos invita a alzar la voz. Y desde Alemania apoyamos a los compañeros y compañeras periodistas que ayer realizaron un paro colectivo de medios, a los que se imprimieron con portadas negras y a los que protestaron también trabajando. Gritamos con ustedes:
¡Prensa no disparen!, ¡Ni uno más!, ¡No al silencio!, ¡No se mata la verdad matando periodistas!, ¡Nos están matando!