Archive for mayo, 2017

Kimi no Na wa / Tu nombre (Japón, 2016)

Makoto Shinkai vuelve a fascinarnos con una bella animación y la linda historia de Mitsuha y Taki. Ya con sus trabajos anteriores da muestra del talento para narrar una historia de amor, en esta ocasión basada en la novela del mismo nombre. “Tu nombre” una película sobre adolescentes que atrapó al público japonés en el verano de 2016, retoma un poco la leyenda del hilo rojo que une el destino de dos personas que a pesar de la distancia e incluso el tiempo, sus vidas se tocan a través de los sueños que es cuando Mitsuha, una chica pueblerina que anhela vivir en Tokio, intercambia cuerpo con Taki, un joven estudiante que tiene un trabajo de medio tiempo y sí, vive en Tokio.

“Las cuerdas representan el flujo en sí mismo, las cuerdas se tuercen, tambalean, se desenredan, se conectan de nuevo… Eso es el tiempo.”

La realidad y los sueños se confunden, mientras que Mitsuha y Taki se conocen gracias a vivir uno la vida del otro, dejándose notas escritas en el celular o incluso en la piel, todo se vuelve un lienzo para plasmar la historia que se construye entre ambos y que existe a pesar que nunca han estado juntos. Kimi no Na wa me recordado lo dicho por Octavio Paz “El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originalmente, un presente en donde el pasado y el futuro al final se reconcilian.
Una dulce historia de amor sin resultar empalagosa, trae también consigo el recuerdo de la tragedia que azotó Japón en 2011, quizás también por eso despertó tanto interés en el público japonés, aún lo guardan en el inconsciente colectivo cuando Taki menciona “Nunca sabes cuando Tokio se convertirá en algo así.”
Vale mucho la pena verla, por la historia, la animación y por la reflexión sobre el tiempo y el espacio.


Cada dos semanas la Videógrafa mexicana Jazmín Camacho, en su rubrica Fotogramas, nos hace participes de su gran pasión – el cine – y describe, desde la perspectiva de su materia, sus impresiones recientes de la escena internacional.

No se mata la verdad matando periodistas

Pronunciamiento en torno a la muerte del compañero periodista Javier Valdez Cárdenas

Berlín, Alemania, 18 de mayo de 2017

En México se ha vuelto fácil asesinar, se ha vuelto una costumbre tomar un arma de fuego o un arma blanca y acallar la diferencia, acallar las voces que denuncian, que no están de acuerdo, que son críticas del sistema o que quieren un cambio.

En México, antes de optar por el diálogo, el narco-gobierno y personas bajo el amparo del anonimato, matan a sueldo o matan a mansalva a sus congéneres porque simplemente es posible, es fácil, porque la autoridad se ve rebasada ante los llamados “poderes invisibles”.

En México, no hay autoridad local, ni estatal, ni federal que los pueda detener, porque son parte del mismo sistema que ha permitido que la impunidad lo penetre en lo más profundo y que ha permitido que la justicia sea una utopía.

¡Atención!

¡En México nos están matando!

En México están matando por igual a niños, mujeres, a familias, a madres que buscan a sus hijos bajo las piedras, en fosas clandestinas. Están matando a activistas y a periodistas. Están matando y desapareciendo a estudiantes y a hombres y mujeres que estaban en el lugar y en el momento equivocados.

¡Atención!

¡En México nos están matando!

Y hoy estamos aquí frente a la Puerta de Brandeburgo porque el pasado 15 de mayo de 2017 en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, asesinaron al periodista y escritor Javier Valdez Cárdenas, corresponsal del periódico La Jornada y fundador del medio independiente RíoDoce .

En sus conferencias y entrevistas Javier Valdez admitió que los hombres y mujeres que ponen por delante el interés periodístico se van quedando solos, que es un peligro estar vivos porque el piso en México es filoso y está lleno de explosivos, y se sentía avergonzado de esa realidad.

Al salir de las instalaciones de Río Doce, Javier Valdez Cárdenas fue atacado a tiros. Su nombre se suma a la lista de periodistas asesinados en México.

Tan solo en 2017 han muerto Cecilio Pineda, de Guerrero; Ricardo Monlui, de Veracruz; Filiberto Álvarez, de Morelos; Maximinio Rodríguez, de Baja California Sur; y de Miroslava Breach, de Chihuahua. Es decir, cada 22 días muere un periodista en México.

Javier Valdez era reconocido por narrar las atrocidades que ha dejado el imperio del narcotráfico en Sinaloa y en el resto del país; desnudó la alianza que existe entre ese imperio con el gobierno, reveló la infiltración del narcotráfico en los medios de comunicación y cómo la violencia del narcotráfico se propagó en el país.

En México, desde 2006, cuando el ex presidente Felipe Calderón inició la llamada “Guerra contra el Narcotráfico” han muerto 80 periodistas, y 32 de ellos han muerto en el actual gobierno de Enrique Peña Nieto. El nivel de impunidad se ubica en 99.7 de una escala de 100. La organización Reporteros sin Fronteras alerta que México es el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo y la libertad de expresión a nivel mundial.

Pese a que en México existe la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Contra la Libertad de Expresión, el móvil de éste y otros asesinatos a periodistas han quedado impunes. Las autoridades no aclaran el móvil de los homicidios y no se sabe si las muertes están relacionadas con el trabajo periodístico que realizaban.

Aunque esta fiscalía tiene registros de amenazas, secuestro, tortura, hackeo, robo y otros delitos contra hombres y mujeres periodistas, la aplicación de la ley no es contundente. Y el gremio de periodistas se está quedando solo, como lo vaticinaba Javier. ¿Y por qué se está quedando solo? Porque la muerte se nos está haciendo costumbre, porque la sociedad ya no confía en nadie y la violencia se está normalizando.

Por otro lado, los empresarios de los medios de comunicación se enriquecen a costa del trabajo de los periodistas con la publicidad gubernamental, violan sus derechos laborares: les pagan una miseria, no les ofrecen un seguro de vida, ni los capacitan para sobrevivir a situaciones de riesgo.

Foto: Alex Noppel Briseño – Colectivo 43

Lamentablemente otra vez la muerte nos convoca y nos invita a alzar la voz. Y desde Alemania apoyamos a los compañeros y compañeras periodistas que ayer realizaron un paro colectivo de medios, a los que se imprimieron con portadas negras y a los que protestaron también trabajando. Gritamos con ustedes:

¡Prensa no disparen!, ¡Ni uno más!, ¡No al silencio!, ¡No se mata la verdad matando periodistas!, ¡Nos están matando!

The Idol (Palestina, 2015)

Inspirada en la vida de Mohammed Assaf, un joven cantante de bodas nacido en la franja de Gaza quien ganó el concurso de Arab Idol en 2013.

Como es habitual en la filmografía de Abu-Assad, The idol nos regala una vista del pueblo palestino, pero no se trata de una vista dolorosa llena de muerte y desolación, por el contrario, trata de mostrar una Palestina en pie pese a todo. Con niños que tienen sueños por convertirse en grandes músicos y que luchan con todo para lograrlos. A mi manera de ver las cosas, ese es su mayor logro, pese a las actuaciones que por momentos son muy acartonadas, Abu-Assad logra transmitir la esperanza que le fue inyectada al pueblo palestino gracias a este joven, quien paralizaba Palestina durante cada una de sus presentaciones en Arab Idol producido en Beirut.

The Idol es una película con una temática poco común en el cine del mundo árabe o iraní, que suele señalar siempre la precaria situación de la población civil que sufre los embates del terrorismo y el fanatismo religioso. Vale la pena darse la oportunidad de verla, sin ser una tremenda producción, tiene detalles destacables que la convierten en una película valiosa.


Cada dos semanas la Videógrafa mexicana Jazmín Camacho, en su rubrica Fotogramas, nos hace participes de su gran pasión – el cine – y describe, desde la perspectiva de su materia, sus impresiones recientes de la escena internacional.